TRANS-misión de vida
“Dentro de dos o tres generaciones, ya nadie entenderá nada…”
J. Lacan, Seminario 31
La ruptura es completa, se trastocan las diferencias, la identidad estalla o se desecha, lo familiar se vuelve extranjero, todo es posible. La sexualidad ya desligada de la procreación, se desata también de la gestación. “Las biotecnologías perinatales disocian de una manera concreta origen, sexualidad, procreación, gestación, nacimiento y filiación”2.
La figura del hombre embarazado, más allá de los fantasmas y goces singulares, se hizo presente en 2007 con Thomas Beate, reconocido como primer caso de persona transgénero que en su proceso de transición optó por dejar sus órganos reproductivos intactos haciendo posible la gestación de un hijo. Al ocurrir, como en la paradoja de los futuros contingentes, ya no es posible que no haya ocurrido, ha entrado en el orden de lo necesario. “Lo contingente, lo posible se ha vuelto necesario por efecto de una acción retroactiva”3.
Han pasado 15 años y la imagen de un hombre trans embarazado salta a la fama e impacta a través de la campaña publicitaria de Calvin Klein con motivo del Día de las Madres. En las fotografías aparece Robert Bete, empresario conocido por su participación en un reality de Netflix, embarazado en compañía de su pareja, una mujer trans, Erika Fernández. El eslogan de la campaña: “Nos podemos reproducir biológicamente o desde el corazón…”
Lacan retoma ciertos conceptos de Hegel como los de ley del corazón y delirio de presunción, y dice: «este desconocimiento se revela en la sublevación merced a la cual el loco quiere imponer la ley de su corazón a lo que se le presenta como el desorden del mundo… empresa insensata, digo, más bien por el hecho de que el sujeto no reconoce en el desorden del mundo la manifestación misma de su ser actual, y porque lo que experimenta como ley de su corazón no es más que la imagen invertida, tanto como virtual, de ese mismo ser”4.
En la actualidad los tiempos y los lugares de la procreación se retuercen en formas inéditas. “Uno proviene de dos, pero los dos en Anfitrión son cada uno dos, por lo tanto, son cuatro y entre ellos hay también los dioses”5: las tecnociencias, la biotecnología. El niño encuentra su espacio a través de una diferencia irreductible entre la mujer y la madre, entre el hombre y el padre, ¿qué ocurre cuando se complejiza el vínculo gracias a los artificios de la procreación asistida?
Como escribe Apollinaire en su obra Las tetas de Tiresias, las transformaciones no se detienen. El hombre se ha convertido en mujer, la mujer en hombre, y el hombre trans en hombre embarazado. Pudiendo declarar: “Si mi mujer es hombre, es justo que yo sea mujer. Soy una honesta mujer-señor, mi esposa es un hombre-señora”6. Y decidir con un “instinto paternal maternalizado”7 gestar hijos. La mujer, que a través de la ciencia se convierte en hombre trans, pasara luego a redoblar el giro para como hombre trans convertirse en madre ¿tendría el estatuto de una madre sustitución?
La convicción transexual reivindicada y autorizada, en una torsión a medida de la época, pasa a reclamar el derecho a procrear y a lograr la trans-misión de vida.
Se pasa del baile de máscaras, de los semblantes al simulacro calidoscópico, al juego de espejos cóncavos, que reflejan configuraciones inéditas sobre el misterio del origen, gran agujero imposible de representar, vacío, real que resiste.
Miller hace referencia a la destrucción de la fixión paterna y su resultado: la feminización del mundo. El hombre trans embarazado sería el intento de escribir del lado de La mujer la excepción paterna no escrita del lado hombre. Tentativas de falicización en vivencias de cuerpos pura apariencia. Delirio generalizado, en torno a un indecible, a una referencia vacía. La inexistencia del significante de La mujer.
Catherine Millot hace 30 años hablaba del transexual como un síntoma de la época. ¿El hombre trans embarazado podría encarnar la imagen de la maternalización del mundo en la materialización de La Mujer toda?
“El camino que ha tomado la civilización hoy en día demuestra que el exceso no sólo apoya la realidad de la fantasía, sino que está en proceso de apoyar la realidad como tal. Esto puede ser traducido, si quieres, en los términos de una realidad que se ha convertido en fantasía”8.
El registro de lo real no es unívoco, nada más difícil que imaginar lo real, pero ahí se juega la partida para el psicoanálisis lacaniano.
Notas:
- Lacan, J. Seminario 3, Las psicosis, ed. Paidós, Bs. As. 1985, pág. 455.
- Ansermet, F. La fabricación de los hijos. Un vértigo tecnológico. UNSAM edita, Paris, 2018, pág. 173.
- Ibid., pág. 221.
- Lacan, J. «Acerca de la causalidad psíquica», Escritos 1, Siglo XXI ed., México, 1987, pág. 162.
- Ansermet, F. La fabricación de los hijos, op. cit., pág. 70.
- Apollinaire, G. Las tetas de Tiresias. Biblioteca Golpe de dados , Zaragoza, 2018, pág. 40.
- Ibid., pág. 52.
- Miller, J. Jouer la partie. La cause du desir nº2, 2020, pág. 105.
Psicoanalista en Barcelona, miembro de la ELP y la AMP.